miércoles, 30 de septiembre de 2015

En Palmira amanecerá



Estuvimos en Palmira hace trece años y quedamos prendados del encanto de sus piedras viejas rosadas, rezumando historia por los cuatro costados. Era una ciudad del pasado, con gente hospitalaria y en medio de una aridez sobrecogedora, lo cual hace difícil comprender los orígenes de su esplendor.
Sin embargo allí estaban sus fustes y sus capiteles resistiendo los embates del viento del desierto. 
Y será por esto que hoy sentimos dolor al conocer que la barbarie ha entrado en ella, queriendo destruir pronto un pasado de mas de dos mil años. Yo creo que no lo van a conseguir porque el hechizo de esta ciudad es casi imperecedero, pero, de momento, parece que ya han dinamitado el templo de Baal, uno de los centros religiosos mas valiosos de la antigüedad.
En este vídeo recuerdo aquella amable ciudad que nos regaló con sus tesoros artísticos, con la belleza de su árido entorno y con la gentileza de sus gentes. 
Hago votos porque, tras la noche del horror, vuelva a amanecer sobre tus doradas piedras.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Volvemos a Sobrado de los Monjes



Confieso que siempre he sentido predilección por este monasterio del Císter, desde que en el año 1995 me acogió como peregrino en mi Camino Norte de Santiago. En el sigo escuchando el silencio, hoy día bien tan escaso, y aunque sea solo unas horas, siento allí esa paz interior que todos añoramos. Probablemente esa paz se encuentra en muchos otros lugares, pero para buscar esa sintonía especial hay que recurrir a escenarios determinados que favorecen el estado de ánimo.
La que siempre me impresiona, tantas veces como la visite, es su monumental iglesia, desafiante Barroco gallego, majestuosa pero tristemente abandonada. Sus muros recubiertos de verdín de siglos son una llamada de alerta para este patrimonio olvidado de las instancias públicas.
Creo que es precisamente ese estado patético de desidia, el que favorece, al menos en mi caso, una cierta conexión espiritual.  

martes, 8 de septiembre de 2015

En tren FEVE desde Barreiros a Ferrol


Siempre he sentido una mal disimulada pasión por los viajes en tren y por el mundo que rodea al ferrocarril; mi abuelo y mi padre trabajaron durante toda su vida en RENFE y entre mis recuerdos de niñez ha quedado la impresión indeleble del estruendo de las antiguas locomotoras en la estación de Torrejón de Velasco, hoy desaparecida y cuyo jefe era mi abuelo Juan, entregado y orgulloso de su profesión.
Para mantener la llama de la larvada pasión ferroviaria, suelo hacer con cierta frecuencia pequeños recorridos ferroviarios y esta vez le ha tocado al entrañable FEVE de Oviedo a Ferrol.
Y de esta manera, a las 7 de la mañana de un 26 de agosto me he subido en Barreiros, apeadero a 5 km de Foz, al corto trencito que se dirigía a Ferrol, donde me esperaba un amigo al que había prometido un libro. 
Como veis, el viaje y todo lo que le rodeaba no podía ser más atractivo. En las tres horas que duró el trayecto, vi amanecer por la cornisa cantábrica y vi llover, algo consustancial con este hermoso paisaje.
Y este fue el resultado de tan prometedora experiencia: