lunes, 15 de junio de 2015

La amistad


Acabó de leer El último encuentro de Sándor Marai, cuyo texto gira sobre el eje de la amistad que existio entre dos amigos de la infancia y que se truncó sorprendentemente a causa de una serie de acontecimientos. Pasan muchos años sin verse y, finalmente, se reúnen para reflexionar sobre lo sucedido en tiempo pasado. De tan jugoso reencuentro entresacamos este pensamiento:

La amistad es una ley humana muy severa. En la antigüedad era la ley más importante, y en ella se basaba todo el sistema jurídico de las grandes civilizaciones. Más allá de las pasiones, de los egoísmos, esta ley de la amistad prevalecía en el corazón de los  hombres. Era más poderosa que la pasión que une a hombres y mujeres con fuerza desesperada; la amistad no podía conducir al desengaño, porque en la amistad no se  desea nada del otro....

¿Se puede decir más?

viernes, 5 de junio de 2015

Manolo Gómez Zia. Peregrino


Manolo:
Te conocí en una recepción primaveral a la que nos había invitado uno de nuestros amigos comunes. Era un 21 de marzo del 2013 y tu me presentaste antes de mi corta intervención ante un reducido pero entusiasta auditorio en la Silla de Felipe II. Y nos contaste que en tiempos de tu mocedad, entre los chicos de tu barrio madrileño, circuló uno de mis primeros libros: Andar por la sierra de Guadarrama. Al parecer, aquella guía os había ayudado en el descubrimiento de los caminos montañeros y en las prácticas de una vida mas deportiva y sana. Tú recordaste con emoción a algunos de tus amigos que ya no estaban por aquí.
Y con tus sentidas palabras conseguiste llegar a mi fibra sensible, de manera que comencé mi charla "tocado". Fueron aquellos unos inolvidables momentos.
Hace pocos días, con motivo de unas fotografías que te había enviado, me respondiste con tu innata elegancia una frase que me quedó grabada: "Contigo siempre en deuda"
Pero, querido amigo, siento decirte que esta vez te equivocaste. Soy yo el que estaré siempre en deuda contigo, por la generosa amistad que me has brindado.
Gracias por siempre, Manolo.