martes, 4 de diciembre de 2018

Ganas de marcharse


La lectura me gusta cada día más, ya sean novelas, ensayos o artículos periodísticos. Mi padre me aconsejaba que leyera "todo lo que cayera en mis manos". Hoy día, ese consejo podría resultar hasta dañino para nuestra salud mental, dada la cantidad y la calidad de todo lo que pasa por delante de nuestros ojos.
No hay que dudar que cualquier lectura, sea del signo que sea, nos deleita más o menos en función del grado de identificación que nos depare. Es tan íntima esa conexión que, a veces, ni nos damos cuenta.
Pues bien, esta es la razón por la que me ha cautivado el artículo de El País Semanal de 18 noviembre del 2018, que lleva por título Cuando conviene marcharse de Javier Marías. Me he identificado con su exposición, desde el principio hasta el final, y recomiendo vivamente su lectura porque no tiene desperdicio.
Ante el mundo que nos rodea, convulso, irracional e idiotizado, a uno le asalta la duda de si es bueno apartarse y esperar pacientemente a que las aguas se remansen y que vuelva el sentido del humor, la racionalidad y la tolerancia. Como dice el autor, que las masas no se dejen manipular por personajes como Putin, Salvini, Ortega, Maduro, Puigdemont y Torra (soy consciente de que me dejo fuera muchos nombres, pero estos son, quizás, los más cercanos y la lista sería interminable).
Y hasta en la conclusión me identifico con este artículo: no, no hay que marcharse. Hay quedarse aquí y convivir con este mundo caótico y desarbolado, intentando aportar nuestro pequeño granito de arena, de la forma que sea, por minúsculo y despreciable que pueda parecernos.