jueves, 14 de septiembre de 2017

Donde no llegó la Yihad en el siglo VIII


No, no es un disparate.
En el siglo VIII, huyendo de la presión musulmana, el monje Rodrigo de Coimbra se refugió en la cornisa cantábrica lucense, lo más al septentrión que pudo, y fundo allí varios monasterios mixtos de monjes y monjas. De uno de ellos, San Tirso, nos quedan las ruinas.
En una de nuestras exploraciones por el litoral de la Mariña, este verano nos topamos con este fascinante lugar. Está localizado entre el Porto de Morás y Portocelo y bien vale una paciente búsqueda por las carreterillas que bordean del mar.
Rodeado de acantilados al norte y al este, del resto le separaba una pequeña muralla con foso.

Quizás porque su aislamiento lo hiciera insostenible, lo cierto es que, en algún momento del tiempo, el monasterio dejó de existir y se transformó en ermita que ha subsistido hasta el siglo pasado.


Creo que estas fotos hablan por sí solas. Si vais por allí, afinar el oído pues es posible que, superpuesto al continuo murmullo de los acantilados, todavía escuchéis otro rumor: el de los ancestrales cánticos de los monjes.