En IDEAS del 11 de marzo 2018 se trata lúcidamente
el asunto de las luchas fratricidas que han desangrado la humanidad desde sus
orígenes hasta nuestros días. Y, cómo no, como inefable soporte gráfico, se
acude al conocido óleo del inmortal Goya, Duelo
a garrotazos.
Siempre se han dado miles de explicaciones a este
esclarecedor lienzo. Yo creo que el barrizal que impide moverse a los dos
contrincantes es, simplemente, el fanatismo que los ancla al suelo, optando
ambos por destruirse a palos antes de razonar y analizar los “por qués” de cada
uno de ellos.
Muy relacionado con este asunto del fanatismo, unas
páginas después, el escritor israelí Amos Oz cuenta esta graciosa anécdota que
transcribimos:
“Cuando yo era pequeño, mi abuela Shlomit me explicó
cuál era la diferencia entre un judío y un cristiano: Los cristianos -decía mi
abuela- creen que el Mesías ya estuvo aquí, y que algún día volverá. Y
nosotros, los judíos, creemos que el Mesías no ha venido, pero que vendrá algún
día. Esta discrepancia -reflexionaba mi abuela en voz alta- ha traído al mundo
tanto odio y tanta ira, persecución de judíos, Inquisición, pogromos, genocidios.
Pero ¿por qué? ¿por qué sencillamente no nos ponemos todos de acuerdo, judíos y
cristianos, en aguardar con paciencia a ver lo que ocurre? Si el Mesías llega
un día y dice: "Hace mucho que no nos vemos, me alegro mucho de volver a
veros", los judíos tendrán que reconocer su error.
Pero si, al llegar, el Mesías dice: "How do you do? Encantado
de conoceros" el mundo cristiano en su totalidad tendrá que disculparse
ante los judíos. Hasta entonces- concluía mi abuela-, hasta la llegada del
Mesías, ¿por qué no podemos sencillamente vivir y dejar vivir a los demás?”
Yo, personalmente, siempre he creído que las
barbaridades suelen ir engañosamente arropadas por peligrosos compañeros de viaje, étnicos,
religiosos, económicos, políticos y sociales que dificultan, desde un punto de rigurosa
historicidad, el análisis objetivo de cada caso
Pero, aún así, la abuela de Amos Oz tenía razón.
2 comentarios:
Muy sensata la abuela de Amos Oz,pero me temo que nadie escucha a las abuelas
Tienes razón... ni a los abuelos!
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